martes, 24 de marzo de 2015

¡TÚ ME HAS ROBADO MI QUESO!


-¡TÚ ME HAS ROBADO MI QUESO!-

Con estas fatídicas palabras empezó una de las escenas más curiosas que me han pasado en la vida. Veréis, yo siempre he sido un chico travieso. Fundamentalmente bueno, pero travieso. De esos que jamás desobedecen, pero cuidadito con no dejarle claro al 100% qué es exactamente lo que no tiene que desobedecer. Os pongo un ejemplo:

-Deja de jugar con el balón.-

-Vale.-

-¿No te he dicho que dejes de jugar con el balón dentro de casa?-

-Sí, pero es que esto es una pelota de tenis.- 

Esta conversación es 100% real de cuando tenía 7 años. Bueno, pues así podréis comprender que, aunque mis padres sabían que yo era un buen chico, también quedaba claro que mis límites morales estaban levemente difusos. Por eso, cuando escuché aquella frase con mis padres al lado, se me cayó el alma a los pies.

-Sí, sí: tú. Te digo a ti, chaval. Tú me has robado mi queso.- Insistió apuntándome con su dedo a escasos centímetros de mi cara.

Un adulto acusándome de algo tan grave. No era posible. Los adultos son infalibles, saben más que nosotros los niños. Mi padre nunca me creerá a mí, seguro que van a creerle a él antes que a mí. Tierra trágame.

-¿Dónde está mi queso?- volvió a preguntar el tenaz anciano.

-Yo no le he robado nada a este señor, mami.- intenté defenderme.

-Sí, sí que fuiste tú. Me acuerdo perfectamente. Estaba yo caminando con un queso de bola bajo el brazo, cuando viniste por detrás, lo agarraste y saliste corriendo. ¿Qué has hecho con mi queso?-

Me gustaría explicar que mi madre es muy religiosa. No es de esas personas cetrinas e intolerantes, en absoluto. Pero cree en Dios y en la iglesia católica, y de pequeño me llevaba a confesarme un par de veces al año. Por eso, que delante de mi madre un señor adulto hecho y derecho me acusara de robarle su queso, me estaba matando por dentro. O sea, robar es el puto pecado más gordo al alcance de un niño de 8 años.

-Vámonos de aquí, porfa.-insistí yo desesperado.

-¿Qué has hecho con el queso de este señor, hijo?- ya está. Condenado. A mi alma inmortal no le va a pasar nada, pero verás a mi cuerpo terrenal.

-Pero que yo no he sidoooooo.-

-¿Cómo que no? ¿Y entonces quién me ha robado mi queso? Seguro que te lo has comido ya.-


De pequeño me encantaban los quesitos Babybel, ¿sabéis? Pero mis padres en vez de comprármelos me compraban queso de bola, que se parece mucho y viene  envuelto en la misma cera roja pero cuestan mil veces menos. O sea, que además encantarme el queso de bola, mis padres tenían claro que sabía identificarlo muy bien. No sabía cómo iba a salir de aquella. 

-Pues nada hijo, tendrás que pagarle su queso a este señor.-

-Pero yo no tengo dinero, y además no he hecho nada.- Mi desesperación iba en aumento.

-Pues tendrás que irte a su casa a fregarle los platos.- Mi padre, que tiene un sentido del humor finísimo. 

-¡PERO QUE YO NO HE SIDO!- Ya he dicho en alguna ocasión anterior que soy una persona con mucha flema y bastante calmado. Pues bien, en aquel momento tenía sobradas razones para no serlo en absoluto. Y es que mi padre es una persona muy seria: una vez le grité que le odiaba y que quería irme de casa, y acto seguido me cogió en volandas, me sacó de casa y cerró la puerta conmigo fuera. No volví a hacerlo, claro. Y ahora me estaba ofreciendo de lavaplatos a un adefesio vejestorio.  

-No, no, déjalo. Pero la próxima vez que quieras comerte mi queso, sólo tienes que pedírmelo.

Al parecer, yo fui el único que no sabía que se trataba de una broma. Y maldita la gracia que me hizo a mí. En fin, que la cosa se quedó ahí por el momento.

Volví a encontrármelo años más tarde, quizá 10. El tipo ahora era bastante anciano, y se encontraba paseando por el parque. Me guiñó el ojo y me dijo:

-¿Tú no me robaste mi queso?-  

-Sí, y estaba delicioso. Volvería a hacerlo si pudiera.- Ahora que ya me habían crecido pelos en los innombrables también podía bromear un poquillo, ¿no? 

-Claro que sí, a los de tu calaña los conozco bien. -

Aún volví a verlo una vez más, y consiguió sacarme una sonrisa de esas de las de verdad. El señor seguía con su buen humor de siempre, y se encontraba atemorizando a otro chiquillo cerca de Aluche:
 
-¡TÚ ME HAS ROBADO MI QUESO!-

La historia no termina ahí: años más tarde vi en algún lado que el señor de “Tú me has robado mi queso” había muerto. ¿Sería este señor realmente tan popular como para salir en algún periódico local? Desde entonces he pregunto a mucha gente que vivieron de pequeños en Aluche y, ¿sabéis qué? Por lo menos he conocido a 3 personas que también fueron acusados del inefable robo de un queso en algún momento de su infancia. 

Más: Anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Freak Inside 2

12 comentarios:

  1. Un kiosquero de mi barrio me acusó una vez de robarle un cómic. Todos los días cuando salía del colegio me paraba enfrente para ver los cómics y las revistas nuevas y un día me dijo que sabía que le había robado un cómic, que me dejaba que lo leyese, pero que si no se lo devolvía se lo diría a mis padres.
    Lo único que consiguió es que no volviera a pararme allí nunca más (el menda no conocía a mis padres, se tiró un farol de cojones, pero no piqué y aunque le hubiera robado el cómic de verdad no se lo habría devuelto, por tonto).

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    1. No sabía que te gustan los còmics, Doctora. ¿Cuáles son tus prefes?
      Pues el fulano del kiosco perdiò una clienta, por tonto. Seguro que tu tienes cara de buena :)

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  2. Uf, como fastidia eso. Que te acusen de algo que no has hecho es lo peor, porque además es imposible demostrar un negativo, es decir, es imposible demostrar que NO has hecho algo. Se pasa fatal.

    Pero lo más alucinante de la historia es que te gustaran los quesitos mini babybel. Yo alguna vez pedí que me los compraran porque los anunciaban en la tele y traían algún regalo (ya ni me acuerdo, pero supongo que llevaban algún juguete o pegatina o algo), pero comerlos me parecía una tortura (de hecho cuando los probé ya no volví a pedirlos más). xD

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    1. Yo tenía la cabeza comida por los anuncios XD
      De todos modos el queso me encanta, y los baby no son menos. Aunque ahora de adulto me saben demasiado suaves, se nota que están orientados a niños.

      Y si, imposible demostrar que no has hecho algo, y mas aún con 8 primaveritas.

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  3. Spiderman, Batman, Masacre y X Men son mis preferidos de superhéroes.
    Luego también me mola Quino, Maitena, el pequeño Spirou, 13 rue del percebe...

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    1. Masacre es Deadpool, verdad? Yo de super héroes Lobo en mi caso, y de Quino y demás muy fan :)

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  4. 10 años después y el hombre del queso se acordaba? Pues qué memorión, ¿no? ;P

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    1. La verdad es que si, aunque también puede ser mi cara, la gente tiende a acordarse de mi.

      Hace un par de meses conocí a una chica que me conocía. Y yo venga a decirle que yo a ella no laq había visto en mi vida. Y ella me insiste y me aporta 2 datos para demostrarlo: que yo antes llevaba el pelo largo ( cierto) y que yo salia con un tal Fernando. Y me enseña una foto del feisbuc del tal Fer, y efectivamente es un colega de hace 10 años. Y la tia se acordaba de haberme visto con el en alguna parte :)

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  5. O sea, que tú ya tenías esa cara de pequeño, esa que provoca cosas rarísimas.

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    1. ¡Pero eso ni se duda! Una cara tan carismática como la mía hay que lucirla toda la vida :)

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  6. Hola Holden,
    qué curioso, de pequeña siempre que pedía a mi madre que me comprara los mini babybel, me compraba el queso de de bola gigante. Es parecido pero no igual ¿qué te voy a contar a ti que tus padres te hacían lo mismo?
    Y lo del señor, menunda broma, acusar a los niños ¡vaya mal trago!
    Llego unos días tarde el post, pero llego ;)
    Besos y muy buen finde

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    1. ¡Nunca es tarde si la dicha es buena! Y que te dejes caer por mi blog es indudablemente una buena noticia :)

      Pues si, el queso de bola nunca estará a la altura de los babys. Y lo del tipo... ya te digo que al final se convirtiò en un señor muy famoso y querido de Aluche.

      Espero que disfrutes la semana santa y que tengas dias libres. ¡Un abrazo!

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