jueves, 18 de noviembre de 2010

Me importa una mierda lo que te creas o dejes de creerte de las historias que te cuento. Yo nunca hablo para presumir, para fardar, ni para demostrarle nada a nadie; ya me he demostrado a mi mismo todo lo que debía.

Lo que realmente me molesta es haber sido tan idiota como para abrirme a ti, hablarte de mi vida, y que me respondas con tus patéticas dudas.

Y es que a veces no le sale a uno ser educado, ni escribir con las palabras más amables del ancho diccionario castellano.

miércoles, 10 de noviembre de 2010


Últimamente he dedicado mi tiempo al maravilloso y mundano placer del viaje. Es algo que me encanta, y he tenido dos destinos envidiables.

Uno de ellos es Londres. No estoy hablando del Londres turístico del Big Ben, Trafalgar Square, Picadilly, y el Té de las "Five o´ clock". Dichosos piratas sajones y sus estúpidos, estúpidos hábitos. ¡Ya los conocemos de Ásterix en Bretaña!

Me refiero al Londres oculto, fascinante y adictivo. Paseé por el mercado de Candem, un barrio entero (y no precisamente pequeño) dedicado a la cultura underground. Miles de tiendas de ropa gótica, innumerables puestos callejeros dedicados a la venta de botas de aspecto militar. Una avenida entera con fachadas adornadas con esculturas gigantes de Dr. Martens y grafitis y puestos ambulantes de comida étnica. Recorrí el Soho, dónde cualquier tienda era susceptible de tener un sex-shop en la parte de abajo. Hice una auténtica inmersión el barrio chino, digno de ser utilizado para rodar alguna película y cuyos restaurantes solo tenían la carta en chino. Visité el barrio de porto bello y me enamoré de sus tiendas punks y sus mercadillos de antigüedades. Viví un sueño en Hamleys, una juguetería de película dónde los dependientes te retan a jugar partidas a juegos de mesa contra ellos y a carreras de helicópteros teledirigidos por dentro de sus 5 pisos. Una juguetería por la que, de niño, habría dado todo por poder pasar una tarde allí. Y por supuesto, y no menos importante, los maravillosos parques que tienen allí, llenos de ardillas salvajes y muy valientes que se dejan acariciar a cambio de un poco de comida.

La otra cosa de la que me apetece hablar es de Galicia. Foz es un pueblo maravilloso, algo destrozado por la especulación inmobiliaria, con mucho encanto. Tiene el mejor bar del mundo: "El barrilete". Hacen unas pizzas que te hacen llegar al orgasmo, entre otras cosas. Burela tiene un puerto pesquero y en general tiene un aspecto menos turístico, pero posee la mejor fábrica de conservas (generalmente de pescado) del mundo. El rey no come mejor bonito que el que compré yo estando allí. Y por supuesto, la estrella de Galicia. ¿Necesita presentación? Si eres de los que respondes "si", ¡vete al Corte Inglés más cercano y compra unas latas de esta cerveza! ¿A qué demonios esperas?

Turísticamente hablando