A lo largo de mi vida he conocido a mucha gente, pero solo a una persona que diga verdades tan grandes como mi padre: Laura. Puede que sea sociópata, pero a veces comprende todo mucho mejor que el resto del mundo. Puede que sea introvertida, pero a veces sabe más de todo el mundo incluso que ellos mismos. Puede que a veces se sienta...
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Una tirita porfavor, que me he cortado.
Hace un rato una persona me ha mandado un mensaje diciéndome que ya no quiere que sigamos siendo amigos. Me ha tachado de falso, me ha echado en cara las veces en que no he estado ahí para ayudarle, y por último ha recalcado todo el daño que le he hecho.Al principio me asombré de lo indiferente que me resultaba todo eso. Pero después...
martes, 1 de diciembre de 2009
Remordimientos de conciencia
¿Sabeis que es algo que odio sinceramente?. Esa gente que en el Mc Donald´s o en algún otro establecimiento de comida basura, al sentirse observados, se encogen, agachan las orejas, y evitan la mirada. Y entonces tu te das cuenta del porqué: reaccionan así porque se sienten culpables de estar allí. Porque saben que no deberían estar allí.Todo el mundo puede hablar por la...
jueves, 22 de octubre de 2009
Alucinaciones paranoides (2)
Normalmente soy una persona muy sociable. Caigo bien a prácticamente todo el mundo, y creo que eso se debe a que se adaptarme a ellos y a que procuro hacer que la gente se sienta cómoda. En su momento, alguien consideró que eso solo podía significar que yo soy un falso. Esa debe ser una de las personas a las que no caigo bien,...
lunes, 31 de agosto de 2009
Una inteligencia superior
El otro día recordé la anécodata con la que mi profesor de filosofía logró ganarse mi respeto y admiración, si bien no consiguió que me interesase su asignatura. Pero bueno eso es otra historia y será contada en otra ocasión.El caso es que en medio de clase, siempre le gustaba (y nosotros los agradecíamos, pues sus clases eran espesas y aburridas) ponerse a divagar...
lunes, 29 de junio de 2009
Zorrito´s stile.
El otro día, mirando tranquilamente ropa con mi novia en un H&M me terminé de convencer, resignado, de que cada vez me cuesta mas comprarme unos pantalones vaqueros. De verdad, los que los diseñan deben estar locos.Lo que yo quiero son un par de pantalones vaqueros, azules o grises, normales. Ni muy anchos ni muy estrechos.Lo que yo me encuentro son miles de modelos...
sábado, 23 de mayo de 2009
Alucinaciones paranoides (1)
Eran las 12:30 de esta mañana y yo sin saber que hacer. No debe haber nada mas horrible que sentir que estas perdiendo el tiempo un sabado, y por eso, y sin que sirva de precedente, decidí salir a dar un paseo, sin rumbo fijo. Y he aqui que mis pasos me llevaron hacia el metro de "Empalme". Había estado lloviendo la noche anterior,...
jueves, 12 de marzo de 2009
"2 pistolas" Crowley
El 7 de mayo de 1937 la ciudad de Nueva York presenció la más sensacional caza de un hombre jamás conocida en esta metrópoli. Al cabo de muchas semanas de persecución, "Dos Pistolas" Crowley -el asesino, el pistolero que no bebía ni fumaba- se vio sorprendido, atrapado en el departamento de su novia, en la Avenida West End.
Ciento cincuenta agentes de policía y pesquisas pusieron sitio a su escondite del último piso. Agujereando el techo, trataron de obligar a Crowley, el "matador de vigilantes", a que saliera de allí, por efectos del gas lacrimógeno. Luego montaron ametralladoras en los edificios vecinos, y durante más de una hora aquel barrio, uno de los más lujosos de Nueva York, reverberó con el estampido de los tiros de pistola y el tableteo de las ametralladoras. Crowley, agazapado tras un sillón bien acolchado, disparaba incesantemente contra la policía. Diez mil curiosos presenciaron la batalla. Nada parecido se había visto jamás en las aceras de Nueva York.
Cuando Crowley fue finalmente capturado, el jefe de Policía Mulrooney declaró que el famoso delincuente era uno de los criminales más peligrosos de la historia de Nueva York. "Es capaz de matar -dijo- por cualquier motivo."
Pero, ¿qué pensaba "Dos Pistolas" Crowley de sí mismo? Lo sabemos, porque mientras la policía hacía fuego graneado contra su departamento, escribió una carta dirigida: "A quien corresponda". Y al escribir, la sangre que manaba de sus heridas dejó un rastro escarlata en el papel. En esa carta expresó Crowley: "Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno: un corazón que a nadie haría daño".
Poco tiempo antes Crowley había estado dedicado a abrazar a una mujer en su automóvil, en un camino de campo, en Long Island. De pronto un agente de policía se acercó al coche y dijo: "Quiero ver su licencia".
Sin pronunciar palabra, Crowley sacó su pistola y acalló para siempre al vigilante con una lluvia de plomo. Cuando el agente cayó, Crowley saltó del automóvil, empuñó el revólver de la víctima y disparó otra bala en el cuerpo tendido. Y este es el asesino que dijo: "Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno: un corazón que a nadie haría daño".
Crowley fue condenado a la silla eléctrica. Cuando llegó a la cámara fatal en Sing Sing no declaró, por cierto: "Esto es lo que me pasa por asesino". No. Dijo: "Esto es lo que me pasa por defenderme".
La moraleja de este relato es: "Dos Pistolas" Crowley no se echaba la culpa de nada.
¿Es esta una actitud extraordinaria entre criminales? Si así le parece, escuche lo siguiente:
"He pasado los mejores años de la vida dando a los demás placeres ligeros, ayudándoles a pasar buenos ratos, y todo lo que recibo son insultos, la existencia de un hombre perseguido."
Quien así habla es Al Capone. Sí, el mismo que fue Enemigo Público Número Uno, el más siniestro de los jefes de bandas criminales de Chicago. Capone no se culpa de nada. Se considera, en cambio, un benefactor público: un benefactor público incomprendido a quien nadie apreció.
Y lo mismo pensaba Dutch Schultz antes de morir por las balas de otros pistoleros en Newark. Dutch Schultz, uno de los más famosos criminales de Nueva York, aseguró en una entrevista para un diario que él era un benefactor público. Y lo creía.
(Dale Carnegie)
Sigo encontrando los relatos sobre asesinos francamente interesantes.
Ciento cincuenta agentes de policía y pesquisas pusieron sitio a su escondite del último piso. Agujereando el techo, trataron de obligar a Crowley, el "matador de vigilantes", a que saliera de allí, por efectos del gas lacrimógeno. Luego montaron ametralladoras en los edificios vecinos, y durante más de una hora aquel barrio, uno de los más lujosos de Nueva York, reverberó con el estampido de los tiros de pistola y el tableteo de las ametralladoras. Crowley, agazapado tras un sillón bien acolchado, disparaba incesantemente contra la policía. Diez mil curiosos presenciaron la batalla. Nada parecido se había visto jamás en las aceras de Nueva York.
Cuando Crowley fue finalmente capturado, el jefe de Policía Mulrooney declaró que el famoso delincuente era uno de los criminales más peligrosos de la historia de Nueva York. "Es capaz de matar -dijo- por cualquier motivo."
Pero, ¿qué pensaba "Dos Pistolas" Crowley de sí mismo? Lo sabemos, porque mientras la policía hacía fuego graneado contra su departamento, escribió una carta dirigida: "A quien corresponda". Y al escribir, la sangre que manaba de sus heridas dejó un rastro escarlata en el papel. En esa carta expresó Crowley: "Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno: un corazón que a nadie haría daño".
Poco tiempo antes Crowley había estado dedicado a abrazar a una mujer en su automóvil, en un camino de campo, en Long Island. De pronto un agente de policía se acercó al coche y dijo: "Quiero ver su licencia".
Sin pronunciar palabra, Crowley sacó su pistola y acalló para siempre al vigilante con una lluvia de plomo. Cuando el agente cayó, Crowley saltó del automóvil, empuñó el revólver de la víctima y disparó otra bala en el cuerpo tendido. Y este es el asesino que dijo: "Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno: un corazón que a nadie haría daño".
Crowley fue condenado a la silla eléctrica. Cuando llegó a la cámara fatal en Sing Sing no declaró, por cierto: "Esto es lo que me pasa por asesino". No. Dijo: "Esto es lo que me pasa por defenderme".
La moraleja de este relato es: "Dos Pistolas" Crowley no se echaba la culpa de nada.
¿Es esta una actitud extraordinaria entre criminales? Si así le parece, escuche lo siguiente:
"He pasado los mejores años de la vida dando a los demás placeres ligeros, ayudándoles a pasar buenos ratos, y todo lo que recibo son insultos, la existencia de un hombre perseguido."
Quien así habla es Al Capone. Sí, el mismo que fue Enemigo Público Número Uno, el más siniestro de los jefes de bandas criminales de Chicago. Capone no se culpa de nada. Se considera, en cambio, un benefactor público: un benefactor público incomprendido a quien nadie apreció.
Y lo mismo pensaba Dutch Schultz antes de morir por las balas de otros pistoleros en Newark. Dutch Schultz, uno de los más famosos criminales de Nueva York, aseguró en una entrevista para un diario que él era un benefactor público. Y lo creía.
(Dale Carnegie)
Sigo encontrando los relatos sobre asesinos francamente interesantes.
domingo, 18 de enero de 2009
Mama Ladilla - Obcequeitor
Los lugares que no he visitado es mentira que existan. Los semáforos en rojo son para la masa, no para mí. La gente de la calle son extras de mi película. Sólo dicen chorradas, los pobres no rigen ¿qué van a decir?Y es que el mundo no es como es, el mundo es como yo digo que es. El mundo no es como es,...