domingo, 26 de diciembre de 2010




Pronto, muy pronto, así será el mundo. Y a nadie le importará, porque cada vez veo menos que la gente piense. No digo ya pensar por sí misma, o razonar. Digo que la gente cada vez piensa menos (e incluso nada).

martes, 21 de diciembre de 2010



La ley Sinde, una propuesta de la actual ministra de cultura Ángeles González-Sinde que intentaba cerrar en España las páginas web de descargas de series y películas, o cuanto menos intentarlo ha sido votada hoy en el congreso. Tras unas largas horas de debate en el Congreso dónde todos los representantes exponían sus razones para no apoyar (en su mayoría) dicha ley, se ha llegado al momento de la votación. El congreso ha decidido no sacar adelante la ley anti descargas.

La tozuda ministra, que no reduce su empeño, va a llevar la ley al senado dónde será revisada a la espera de volver a intentar sacarla adelante.

Personalmente estoy muy contento de que la ley Sinde haya sido rechazada. Para quienes no lo supierais, era una ley cuya finalidad era cerrar en España las web del tipo www.seriesyonkis.com.

Si hay un personaje político al que todos debemos odiar sin excepción, es nuestra actual ministra de cultura. Mira que querer dejarme sin ver “Dexter” o “Como conocí a vuestra madre”…

domingo, 12 de diciembre de 2010

Anoche tuve un sueño muy extraño, y al recordarlo tengo la amarga sensación de que tiene que ver con algo de la vida real. De mí vida real. Cómo una espinita clavada en el cielo de la boca de la que uno no puede olvidarse.

Había un parque lleno de césped muy verde, y yo estaba asomándome a un lago que había en el centro. Bajo el agua, a una profundidad suficiente como para distinguir que algo se movía pero no poder adivinar lo que era, podía ver una especie de pez alargado, moviéndose como me imagino que se mueven las pirañas esperando a que caiga su presa. Yo sabía que no debía intentar tocarlo, pero era un sueño que no podía controlar, así que empecé a meter la mano en el agua.

Un pez entre blanco y grisáceo, alargado, más o menos como un escualo delgado, sin ojos, y con varias costuras a lo largo de todo el cuerpo (cómo si se hubiera sometido a varias operaciones de cirugía y le hubieran tenido que dar puntos) se abalanza sobre mí, y me arranca el brazo en el momento en que toco el agua. Tenía primero una boca sin dientes y membranosa que, al abrirse, dejaba paso a una boca con dientes, como la que tienen los pulpos, que emergía como la de un alíen.

Yo me quedaba ahí arrodillado y desangrándome, con la imagen del pez, muy siniestra, fija en mis ojos. Y en el sueño, antes de conseguir despertarme, se repitió una y otra vez el agónico momento en que el pez me arrancaba el brazo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Me importa una mierda lo que te creas o dejes de creerte de las historias que te cuento. Yo nunca hablo para presumir, para fardar, ni para demostrarle nada a nadie; ya me he demostrado a mi mismo todo lo que debía.

Lo que realmente me molesta es haber sido tan idiota como para abrirme a ti, hablarte de mi vida, y que me respondas con tus patéticas dudas.

Y es que a veces no le sale a uno ser educado, ni escribir con las palabras más amables del ancho diccionario castellano.

miércoles, 10 de noviembre de 2010


Últimamente he dedicado mi tiempo al maravilloso y mundano placer del viaje. Es algo que me encanta, y he tenido dos destinos envidiables.

Uno de ellos es Londres. No estoy hablando del Londres turístico del Big Ben, Trafalgar Square, Picadilly, y el Té de las "Five o´ clock". Dichosos piratas sajones y sus estúpidos, estúpidos hábitos. ¡Ya los conocemos de Ásterix en Bretaña!

Me refiero al Londres oculto, fascinante y adictivo. Paseé por el mercado de Candem, un barrio entero (y no precisamente pequeño) dedicado a la cultura underground. Miles de tiendas de ropa gótica, innumerables puestos callejeros dedicados a la venta de botas de aspecto militar. Una avenida entera con fachadas adornadas con esculturas gigantes de Dr. Martens y grafitis y puestos ambulantes de comida étnica. Recorrí el Soho, dónde cualquier tienda era susceptible de tener un sex-shop en la parte de abajo. Hice una auténtica inmersión el barrio chino, digno de ser utilizado para rodar alguna película y cuyos restaurantes solo tenían la carta en chino. Visité el barrio de porto bello y me enamoré de sus tiendas punks y sus mercadillos de antigüedades. Viví un sueño en Hamleys, una juguetería de película dónde los dependientes te retan a jugar partidas a juegos de mesa contra ellos y a carreras de helicópteros teledirigidos por dentro de sus 5 pisos. Una juguetería por la que, de niño, habría dado todo por poder pasar una tarde allí. Y por supuesto, y no menos importante, los maravillosos parques que tienen allí, llenos de ardillas salvajes y muy valientes que se dejan acariciar a cambio de un poco de comida.

La otra cosa de la que me apetece hablar es de Galicia. Foz es un pueblo maravilloso, algo destrozado por la especulación inmobiliaria, con mucho encanto. Tiene el mejor bar del mundo: "El barrilete". Hacen unas pizzas que te hacen llegar al orgasmo, entre otras cosas. Burela tiene un puerto pesquero y en general tiene un aspecto menos turístico, pero posee la mejor fábrica de conservas (generalmente de pescado) del mundo. El rey no come mejor bonito que el que compré yo estando allí. Y por supuesto, la estrella de Galicia. ¿Necesita presentación? Si eres de los que respondes "si", ¡vete al Corte Inglés más cercano y compra unas latas de esta cerveza! ¿A qué demonios esperas?

Turísticamente hablando

lunes, 20 de septiembre de 2010



Desde que empecé en esto de los blogs y las publicaciones en internet me he fijado en que muchas de las entradas que he leído tienen que ver con asuntos que nadie comentaría en voz alta o que simplemente no son fáciles de decirle a alguien.

Esta reflexión, que aunque breve creo que es acertada, me ha llevado a lo siguiente: voy a escribir un post solo con cosas que me gustan.

Me gusta cenar en algún restaurante conocido, disfrutar de la viñeta diaria de “Garfield” o leer los mangas nuevos que salen cada jueves. Necesito tanto como respirar oír música cuando el cuerpo me lo pide, o ver una película cuando me apetece verla. Me siento como un niño pequeño cuando voy al cine a ver un estreno que esperaba desde hacía tiempo. Me encanta dar rienda suelta a mis manías, esos pequeños detalles que suelo ocultar al resto y que, en algunas ocasiones, intento disimular. Me estremezco con esa sensación de satisfacción personal que se me queda cuando consigo solucionar un puzle, un acertijo o un crucigrama. Me relaja terminar un asunto incómodo que lleve tiempo intentando solucionar. Me encanta dormirme abrazado a mi chica, muy juntitos. Adoro la emoción de escuchar un nuevo CD de “Mamá ladilla” o la de leer por fin ese libro cuya publicación esperaba con ansia. Me suben escalofríos por la nuca cuando me ahogo de calor y por fin baja por mi garganta el primer trago de cerveza helada. Se me ponen los pelos de punta al darme una buena ducha después de haber estado un rato largo corriendo.

Y naturalmente, también siento esa alegría onanista cuando alguien me escribe un comentario en un post :)

martes, 7 de septiembre de 2010

Tú, en cuyas venas laten alatristes
a quienes ennoblece tu cuchilla,
mientras te queda vida por vivilla,
a cualquier enemigo te resistes.

De un tercio viejo la casaca vistes,
vive Dios que la vestís sin mancilla,
que si alguien hay que no pueda sufrilla,
ese eres tú, que de honra te revistes.

Capitán valeroso en la jornada,
sangrienta, y en la paz pundonoroso
en cuyo pecho alienta tanto fuego.

No perdonas jamás bravuconada,
y empeñada tu fe, eres tan puntoso,
que no te desdirás, aun siendo Diego.


Esto es un soneto que se le atribuye a Quevedo, y que me apetecía copiar aquí. Es lo que tienen los blogs, que cada uno se lo folla como quiera.

martes, 31 de agosto de 2010

En la esquina de la calle XXXX con YYYY hay un semáforo donde casi siempre podemos encontrarnos con un singular mendigo. Es un tipo algo rechoncho, con barba hirsuta y pelo rizado. Con el clásico toque mugriento y risueño que tienen algunos vagabundos que les vuelve entrañables. Solía pedir con una taza de latón y una muleta para exagerar su dudosa cojera a los coches detenidos en el semáforo que hay allí. Y digo solía, porque hace un par de meses sucedió algo curioso.

El vagabundo en cuestión, que siempre me saluda porque me reconoce de tanto pasar por allí (me hace un graciosísimo saludo militar que a veces consigue que le dé una moneda), se encontraba sentado en el suelo junto con otro congénere hablando de cosas de mendigos. Se trataba de un sujeto alargado y excesivamente delgado, mucho más sucio y menos amigable.

Pues bien: desde ese día, el vagabundo entrañable no ha vuelto a pedir en esa esquina. Me encuentro, eso sí, con el sujeto hostil, alargado y delgadísimo pidiendo con la misma lata de latón, y ayudándose con la misma muleta para demostrarnos su cojera terminal.

Todo esto, naturalmente, hace que me plantee una cuestión: ¿Gana más un mendigo que finge una cojera que el español medio que simula trabajar, y es por eso que ha podido jubilarse antes de tiempo?

En realidad, después de pasarme el verano leyendo historias de Poirot, mi espíritu detectivesco clama por desvelar algún misterio, y por alguna razón una pregunta ronda una y otra vez en mi cerebro: ¿Quién es el que “organiza” a estos mendigos?

martes, 20 de julio de 2010

Bailar con la tal Marty era como arrastrar la estatua de la libertad por toda la pista. No tuve más remedio que inventarme algo para pasar el rato, así que le dije que acababa de ver a Gary Cooper.
-¿Dónde? –me pregunto nerviosísima-. ¿Dónde?
-Te lo has perdido. Acaba de salir. ¿Por qué no miraste cuando te lo dije?
Dejo de bailar y se puso a mirar por todas partes a ver si le veía.
-¡Que rabia! -dijo.
Le había partido el corazón, de verdad. Me dio pena. Hay personas a quienes no se debe tomar el pelo aunque se lo merezcan.
Lo más gracioso fue cuando volvimos a la mesa y Marty les dijo a las otras dos que Gary Cooper acababa de salir. ¡Jo! Laverne y Bernice por poco se suicidan cuando lo oyeron. Se pusieron nerviosísimas y le preguntaron a Marty si ella le había visto. Les contesto que solo de refilón. Por poco suelto la carcajada.

*Perdonadme las faltas de ortografía (los acentos) pero de alguna manera misteriosa mi teclado ya no me deja ponerlos. ¡Maldición, no sé como repararlo!


Esta es otra cita de “El guardián entre el centeno” que como ya deberíais saber es mi libro preferido. ¡Jo! Me recuerda un montón a mí mismo, y además he hecho alguna cosa parecida a esta incluso antes de haberme leído el libro por primera vez.

miércoles, 7 de julio de 2010

Ya lo dijo Francis, que el fútbol es una mezcla entre mafia y enfermedad mental. No vengo a decir nada nuevo, simplemente necesito desahogarme y para eso está mi blog.

Estoy harto de no dormir bien cuando se alinean los astros: el calor, el ruido del aire acondicionado de mis padres, y los vítores de alegría injustificable que le produce a todo el mundo que gane España. O que no gane Argentina. O que fulanito se lesione. O lo que dijo menganito con tono desafiante.

Y por si la polución sonora nocturna no fuera suficiente, soy asediado durante la mañana por aquellos quienes, debido a sus innegables principios de ludopatía, perdieron o dejaron de perder dinero apostado en los partidos de la pasada noche.

¡SOS!

lunes, 5 de julio de 2010

Todo aquel que me conozca sabrá que soy un apasionado de la cerveza. No lo digo por fanfarronear, como mucha gente que conozco, si no que se trata de que realmente, cerveza que veo que no he probado, cerveza que pago compulsivamente. Es uno de mis "hobbies", y ni siquiera se me puede reprochar que beba demasiado.

Hace un par de años oí comentar a dos personas, amigas mías en aquel entonces y con quienes ahora mantengo menos relación, que habían encontrado una web dónde podían comprar todo lo necesario para fermentar su propia cerveza. Aquello quedó grabado en mi cabeza como un proyecto que me reservé mentalmente para el futuro.

Ahora es ESE futuro. Me ha costado un par de años encontrar a gente que compartiera la misma pasión que yo por la cerveza y una pequeña inversión para tener nuestro propio alambique, pero finalmente tenemos nuestros primeros 10 litros en pleno proceso.

Podéis llamarme friky, que no dejareis de tener razón, pero cuando descubra la receta de la cerveza perfecta y me haga muchimillonario, ya vendréis a suplicarme.

:)

lunes, 28 de junio de 2010

Nunca discutas con un imbécil: Te hará rebajarte a su nivel y ahí te ganará por experiencia.

domingo, 23 de mayo de 2010

"Tal vez la invitación debería ir precedida de un obsequio. En ningún caso debo enviarle dinero, pero, si a pesar de todo decidiera enviárselo, mejor en billetes de banco que en monedas. Las joyas presuponen una relación formal. Un perfume es un regalo delicado, pero muy personal; se corre el riesgo de no acertar el gusto de la persona a la que se desea obsequiar. Laxantes, emulsivos, apósitos, vermicidas, antireumáticos y demás productos farmaceúticos, excluidos. Es muy posible que le gusten las flores y los animales domesticos. Podría enviarle una rosa y dos docenas de dobermans."

Esta cita pertenece al libro de Eduardo Mendoza "Sin noticias de Gurb", y debo decir que siempre que tengo que hacer un regalo a alguien por compromiso, pienso cosas parecidas. ¿Soy acaso tan raro como un extraterrestre?

lunes, 12 de abril de 2010

Hoy me apetece sacar a relucir mis dotes como crítico gastronómico. La razón de ello es que estoy harto de leer lo que desayuna Dorian Gray, lo que almuerza Dorian Gray, y todo lo demás que ingiere en cada capítulo Dorian gray. El libro no está mal, y no es demasiado difícil de leer, teniendo en cuenta la época en la que lo escribieron. La historia mola, y la trama no es complicada, pero en mi opinión el libro flojea cuándo llevas ya cuarenta páginas leyendo lo bello que es Dorian Gray, lo hermoso que es todo lo que hace Dorian Gray, y como se alimenta el maldito.

Pero bueno, a lo que íbamos. Cuándo la gente habla de comida exótica generalmente se refiere a comida china, japonesa, india, o incluso mexicana. Y lo cierto es que si nos salimos de esos tópicos, es difícil encontrar otro país cuya tradición gastronómica sea fácilmente accesible en España.

El viernes cené por segunda vez en un restaurante de comida rusa que me encanta llamado "El cosaco". Si, si, exacto. Comida Rusa. Eso mismo pensé yo en su momento. (¿Pero qué comen los rusos? ¿Patatas? ¿Algún sucedáneo de vodka sólido?)

Lo primero que me impresionó del sitio fue su buen aspecto. Si tenemos en cuenta que ya había mirado la carta por internet (se puede comer por unos 20 euros), me costaba creer que un lugar tan barato pudiera tener tan buena pinta. Parecía sacado del palacio de algún Zar. Es un sitio muy bien ambientado que te hace creer que estás en alguna parte de la Rusia profunda, con cuadros, tapices y velas por todas partes. Y además da una increíble sensación de limpieza.

Luego vino la comida, y el sitio terminó de enamorarme de una vez por todas. Unos platos deliciosos, sorprendentes, y con abundantes guarniciones (I Love It) se ganaron mi corazón. Aves de caza, filetes rusos (vale, puede parecer muy típico, pero vienen acompañados por salsa stroganoff, y os juro que está de muerte), setas con queso fundido... en fin, una delicia de sitio.

Otra cosa buena que tiene es el precio de las bebidas. Si eres bebedor de cerveza, que es mi caso, puedes tener un botellín de medio litro de cerveza rusa (no sabría decir cómo se llamaba, no entiendo ese maldito alfabeto) por 3 euros. Sabor sorprendente, mucho cuerpo, y bastante rica, por cierto.

Lo peor del sitio, que alguna pega tenía que tener, es que las mesas son pequeñas, y los postres no son nada del otro mundo. Por eso, en lugar de postre nosotros pedimos unos chupitos de vodka de la casa. Estaban bastante ricos, y eso que detesto el vodka con toda mi alma.

En fin, yo le doy un notable muy alto como poco. Muy recomendable para cualquier tipo de gustos, en serio. Si sois de Madrid o venís a pasar unos días, merece la pena visitar “El Cosaco”.

Dejo aquí el link de la web, por si os interesa.

www.restauranteelcosaco.com

lunes, 29 de marzo de 2010


Hace poco me dijeron que me pegaba llevar siempre encima unos caramelos raros y que casi nadie era capaz de comer. Los caramelos Fisherman´s friend (de ahora en adelante FF) son esos caramelos. Y da la casualidad de que me apetece contar su historia.

FF nació en 1865, en la pequeña comunidad pesquera de Fleetwood, Inglaterra. Los pescadores de toda la región solían hacer largos viajes de pesca adentrándose en las terriblemente hostiles condiciones climáticas de los mares del círculo polar ártico y un por aquel entonces joven farmacéutico, hastiado de tratar con centenares de casos de problemas respiratorios causados por el mal tiempo, decidió poner un remedio a esa situación. Fabricó un potente líquido que ayudaría a los marineros a solucionar los problemas que tenían durante sus viajes en el mar.

Sin embargo, el producto no fue demasiado bien recibido entre los marineros debido a su formato. Fue por eso que el joven farmacéutico decidió convertir su líquido en pastillas, mucho más cómodas de transportar. Los marineros de Fleetwood pronto comenzaron a llevar siempre en sus viajes estas pastillas, y a referirse a ellas como “sus amigas”. Fue este fenómeno lo que propició que las pastillas adquirieran el nombre de Fisherman´s Friend.

En pocos meses todos los marineros de las regiones cercanas anclaban sus barcos en el puerto de Fleetwood para comprar las milagrosas pastillas, y fue así como se hicieron famosas.

Una de mis manías más recientes es llevar siempre encima estos caramelos, a los que me he vuelto prácticamente un adicto.

domingo, 21 de marzo de 2010

Hace algunos días me saqué el carnet de motos. Si, exacto, el carnet del tipo "A". Eso significa, entre otras cosas, que ya puedo conducir cualquier vehículo, porque ya tengo todos los carnets.

Asique como no puede ser de otra forma, mi objetivo a corto plazo es comprarme una Harley Davidson (cuanto más grande mejor, claro) y formar un grupo de moteros macarras e infames. Mi grupo será conocido a lo largo de toda la costa mediterránea como "Los satanases del infierno" y que venga Matt Groening a pedirme derechos de autor si se atreve. Si tiene huevos.

Supongo que debí actualizar esto hace unos días, cuando aún era noticia, pero no pudo ser. No hay excusas, simplemente soy algo perezoso en algunas ocasiones.

domingo, 14 de febrero de 2010

Si hay algo que me fastidie aún más que cuándo ese trozo de carne que creía que tenía bien pinchado en el tenedor se desprende y cae con fuerza sobre la salsa, salpicando, y mancha la camiseta que me acababa de poner recién lavada, es esa gente que se te cruza en la carretera sin poner el intermitente y encima te pita.

Y por eso, cuándo hace dos días un vehículo rojo y de aspecto caro se me cruzó en una rotonda a punto de estrellarse conmigo y encima me pitó, no me quedó más remedio que acelerar con toda la fuerza que pude sacar de mi coche, y embestirle por detrás. El coche rojo se salió de la carretera y dio dos vueltas de campana mientras que yo me alejaba del lugar relajado y con el paragolpes abollado.


Y por eso, cuándo hace dos días un vehículo rojo y de aspecto caro se me cruzó en una rotonda a punto de estrellarse conmigo y encima me pitó, me sentí frustrado. No le grité por la ventanilla, ni le hice gestos obscenos, pues soy una persona educada, sin embargo deseé con todas mis fuerzas que se saliera de la carretera y no tuviera dinero para pagar las averías del coche.

viernes, 29 de enero de 2010

Hoy ha muerto el que para mí es el mejor escritor de todos los tiempos, y con él ha muerto un pedacito de mí.

Aún recuerdo la primera vez que leí “El guardián entre el centeno”. Nunca había leído nada que me identificara tanto, y las emociones que sentí a medida que nadaba entre tus líneas me parecieron tan especiales, que es el único libro en el que tengo páginas marcadas y frases subrayadas.

Podría escribir párrafos y párrafos sobre lo mucho que te admiraba y lo que significabas para mí, pero no lo haré. Él nunca quiso ni la fama ni la admiración.

La primera entrada de mi blog es una cita suya. Aunque no es la mejor, es el pequeño homenaje que me atreví a hacerle cuando empecé a escribir aquí.

Prometo visitar tu tumba, si es que se puede claro. Prometo odiar por ti a todos lo que se lucren con tu muerte.

viernes, 22 de enero de 2010

Si hay algo innegable en mi oficio es lo siguiente: no me pagan por matarme a trabajar, no. Me pagan por los insufribles madrugones diarios y por que mis jefes tienen el permiso oficial del estado para fastidiarme. Y claro, la gente que hace jornada laboral de nueve de la mañana a seis de la tarde con un parón para comer de dos horas, mas un rato a media mañana para desayunar, no comprende que yo esté cansado a las cuatro de la tarde. No lo pueden permitir; de hecho es una falta de respeto que yo me queje de agotamiento a las cuatro, mientras ellos aún tienen que trabajar hasta las seis. Ahora, si les intentas explicar que a las cuatro de la tarde tu ya llevas diez horas despierto y dejándote mangonear por cualquier pelele jerárquicamente superior a ti, mientras que ellos solo llevan cuatro horas trabajadas y el resto de descanso, no quieren ni escucharlo.

Por eso, hoy, un día normal a las cuatro de la tarde más o menos, salía del metro cabizbajo y ojeroso. Había tres tipos de aspecto sucio y sospechoso en la calle, y cuando vi que me los iba a cruzar, sabía de antemano lo que por fuerza tenía que suceder.

“Me miraron con ojos ladinos e intercambiaron unos susurros. Y después el más alto de ellos, gordo y de aspecto simiesco, se me acercó y me quitó las gafas.

-Dame la cartera, o me cargo tus lupas.- dijo él, muy chabacano.

Antes de poder darme cuenta de lo que hacía, ya había saltado sobre él con el odio mas sincero, gritando como un loco, y con los ojos bien abiertos y serenos. Caímos al suelo y rodamos ante la mirada expectante de sus dos amigos, que no se esperaban que fuese yo quien quedase encima. Mi mano izquierda sujetaba su cara contra el suelo mientras que mi puño derecho bajaba como un martillo. El crujido espantoso de su mandíbula al romperse hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Le había roto la mayoría de sus dientes, y aún intentaba no tragárselos cuando comencé a meterle los dedos por la garganta. Me molía las costillas a golpes mientras que yo seguía empujando hacia adentro. Cuando paró, asfixiado y sanguinolento, levanté la cabeza para mirar a sus dos amigos. Se habían esfumado, presas del pánico.”

Pasé ante ellos, tranquilo y despacito, mientras que se entretenían con sus bromas. No me hicieron mas caso que el que le hubieran hecho a un insecto, y yo proseguí mi camino hacia mi casa, preguntándome que habría de comer.

martes, 19 de enero de 2010

Si hay algo que no precisa efectos especiales deslumbrantes ni que se reescriba el guión para ser llevado al cine, eso es Sherlock Holmes. Con un poco de la buena mano de un director que lleve una de las novelas al pie de la letra a la gran pantalla, y tres actores sin pretensiones medianamente competentes y cuidadosamente elegidos, podríamos tener la película perfecta sobre el circunspecto detective.

Pues bien, cuándo me enteré de que se estaba rodando una película de Sherlock, uno de mis personajes preferidos, no albergué ninguna esperanza de que la película pudiera ni tan siquiera llegar a gustarme lo más mínimo. No me sorprendí, por tanto, al ver el trailer oficial del largometraje, y descubrir tres cosas que jamás tendrían cabida en ningún libro del mítico personaje: pillado desprevenido, desnudo, y encadenado vergonzosamente por una mujer, tremendas y ruidosas explosiones, y un combate de boxeo con espectadores.*

No he visto la película, y no creo que la vaya a ver, pero no os engañéis: ese no es ni será nunca Sherlock Holmes. No da la talla.




*Y seguro que toma opio.