sábado, 23 de septiembre de 2017


Uno pensaría que después de un mes y medio sin actualizar, el bloguero de turno llegaría y se marcaría un post con excusas y justificaciones, ¿no? En plan: he estado de vacaciones, la NASA me ofreció ser el primer zorro en pisar la luna, o es que me cayó un meteorito en toda la testa y nadie lo vio porque nadie estaba mirando pero tranquilos, no temáis por mi vida.

Pero no, joder, yo he venido aquí a hablar de la sota de Bastos. Que no, leñes, que no es una broma ni un eufemismo, si es que aquí ya nadie me toma en serio #Ayseñorllévamepronto.

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Aquí nuestra recia protagonista

Desde que tengo uso de memoria la sota de Bastos es mi carta preferida de la baraja de naipes españoles. A ver, en verdad debería ser una opinión más extendida por el mundo: una mujer portentosamente hermosa y que lleva una cachiporra de 10 kilos tendría que resultar una atractiva estampa para cualquiera, que lo digo yo y los zorros sabemos mucho de estampas, cuadros y arte en general. 

Hacerme adulto adolescente tuvo una de las revelaciones más extrañas que yo jamás me habría planteado: al parecer las sotas -la de Oros se lleva la palma- están más bien relacionadas con el mundo de las señoritas de compañía, las damas de burdel y la vida más disoluta.

¡Jamás se me habría ocurrido mirarlas desde semejante prisma! Para mí siempre fueron recias valkirias defendiendo su palo, joder, heroínas sin nombre ensalzando su casta, porque quién carajos quiere un cuatro de Copas pudiendo tener su sota en la mano, a ver qué lo vea yo a ese innombrable.

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¡Quién tuviera un disfraz de sota de Bastos!

Al parecer, y según estoy descubriendo ahora mismo, en el tarot se le llama 'El paje', es un hombre e implica oportunidades, cambios o nuevos comienzos. Es una casualidad enorme que lo lea justo ahora y sin haberlo planeado, a una semana de cambiar de vida para siempre y de ciudad por nosecuanto tiempo. De todas las sotas, por supuesto, yo me quedo con Mortadelo.

¿Has pasado unas buenas vacaciones? ¿Me has echado de menos? Por ti como si me había ensartado un pez espada en el mar, ¿o qué? 

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