jueves, 22 de diciembre de 2011

Y de pronto ya no vives ahí. Es duro. No digo que sea difícil, sino duro. Algo más bien en plan “sé que tiene que ser así, no me cuesta ningún esfuerzo, no me desagrada, pero aún así no me gusta”.

No hace ni un mes que te has ido de esa casa –en realidad ya son más de dos meses- y te sientes un extraño allí. No sabes muy bien como ha pasado, pero de repente, ya no vives allí. Ya no eres de allí. Ya no perteneces a ese lugar. Esa habitación que lleva siendo amarilla desde hace más de quince años, de pronto está vacía y piensan pintarla. De rosa.

Miras las paredes desnudas, algo más sucias allí dónde había habido muebles durante tanto tiempo, gastada, y te disgusta. Prefieres tu nuevo hogar. Te gustan las cosas tal y como son ahora, y no te planteas cambiarlo por nada del mundo. Sin embargo esas paredes amarillas te provocan nostalgia, y evocan al niño que había dentro de ti. Digo había, porque sigue habiéndolo, pero ha cambiado. Ni siquiera ese renacuajo pertenece ya a esos muros.

Y ese niño te recuerda que esas paredes te vieron terminar tus primeros libros. Esas paredes fueron mudos testigos de cuando te escaqueabas de hacer los deberes y fingías estudiar mientras leías comics. Esas paredes en las que colgaste tus primeros pósters adolescentes, y que siguen aún hoy llenas de agujeros de chinchetas.

Y resulta que ya ni siquiera tienes una habitación amarilla en tu nuevo hogar.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Últimamente tenía levemente abandonado el blog, y pensaba que se debía a mi pereza absoluta que todo lo puede, pero hoy me he dado cuenta de que no es así. Simplemente no tenía nada interesante que escribir. Y me he dado cuenta pasando uno de los momentos más miserables de mi vida: conociendo el oficio de criador de perros.

Antes de que leáis este post, debéis saber una cosa: no me importa si sois criadores, o si os gusta este mundillo, o si os gusta masticar abejas vivas. No estoy en contra de que criéis animales, simplemente es una filosofía que no comparto. Así que nadie se ofenda, por favor.

La cosa es simple: me gustan los animales. Achuchar, fastidiar, incordiar, molestar, abrazar, pasear y jugar son algunas de las cosas que me gusta hacerle a mi perra. Los perros de cría no disfrutan de nada de esto. Los perros de cría son enjaulados al sol para que su pelaje reciba vitamina C. Los perros de cría son adiestrados desde cachorritos a obedecer los constantes “sit”, “túmbate”, “dame la patita” y “vete al estanco y tráeme un paquete de Ducados” de sus amos. Y digan lo que digan los criadores, los perros de cría no son queridos más de lo que yo quiero a mi PlayStation. Son queridos de una manera que, simplemente, yo no comprendo.

Aparentemente, si intentase comprarle un perro bajo la premisa de que mis únicas intenciones son las de torturarle y darle una muerte lenta e inmisericorde, llegaríamos a un acuerdo económico y el perro sería mío. El perro es el dinero que vale. Si alguien me ofreciera 150.000 euros por mi perra para cortarle las patas, se lleva una paliza sólo por atreverse a decirme semejante estupidez. Y eso si no lo mato ahí mismo.

También he aprendido los cánones de belleza de ciertas razas de perro, que los concursos de belleza canina más importante se celebran en Alemania, y que la cantidad de cachorros que un animal pare es hereditaria, pero eso a mí no me resulta interesante, así que no voy a escribir sobre ello. Nuestro amigo Google os puede decir lo que queráis al respecto.

En definitiva, JURO que no pienso comprarme un perro jamás, si antes tengo la opción de adoptarlo.  Por Diox, si queréis un perro para disfrutar de él, para abrazarlo, para darle de comer las sobras de la mesa, para que duerma en vuestra cama, para malcriarlo y que NO os traiga las zapatillas cuando os despertéis, id a la perrera más cercana. Si queréis miss Dortmund canino 2012, ya es otra cosa, claro.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Con motivo de mi feliz vigésimo quinto cumpleaños, he decidido escribir una lista de gente a la que NO le tocará la lotería.

Esta lista ha sido elaborada con precisión matemática, es rigurosamente cierta, infalible, y nos servirá a todos los que estemos incluidos para no gastarnos fortunas en cupones, especialmente aquellos que intentan vendernos a mansalva durante las épocas navideñas.

NO le tocará NUNCA la lotería a:

-Aquellas personas a las que les caiga un rayo.
-Aquellas personas que se compren una hamburguesa de 1 euro del McDonald´s y les venga con DOS rodajas de pepinillo.
-Aquellas personas a las que, después de montar correctamente un mueble de Ikea, descubran felizmente que les han sobrado piezas.
-Aquellas personas a las que se les ha caído algo, como por ejemplo un cigarro, y cayera de pié. En el caso de una moneda, de canto.


Así que si es usted uno de los afortunados que figuran en la lista, váyase despidiendo de obtener una fortuna instantánea de manera fácil.

¿A alguien se le ocurren más ejemplos de personas a las que NUNCA les tocará la lotería?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Hace unos días solicité a Iberdrola (que resulta que cuando pides un alta nueva tienen que ser ellos por ley los que te hagan el contrato inicial, ¿monopolios en España? No, por Dios, eso es Ilegal…) y me llamaron en lunes por la tarde para decirme que su amabilísimo operario iría el martes por la mañana, a lo que les respondí muy educadamente que por las mañanas trabajo y no podría estar. Pues bien, hoy me han vuelto a llamar por la tarde, os transcribo lo que más o menos ha sido la conversación, que no tiene desperdicio.

-Hola, muy buenas, le llamaba por un asunto de alta de luz.

-Sí, hola, dígame.

-Llamo para decirle que iré mañana a las 9 de la mañana.

-No verá, ya le dije a su compañía que yo por las mañanas trabajo así que no puedo estar.

-¿Tiene luz ese piso?

-No, como usted bien ha dicho tienen que venir a ponerme el contador para darme el alta.

-¿No tiene ningún tipo de luz?

-Bueno, tengo la luz de obras, de cuándo me hicieron la instalación eléctrica.

-Muy bien, pues yo mañana por la mañana me paso por allí, y le corto la luz de obras. (El señor de una refinada educación victoriana, claro)

-¿Disculpe?

-Si mire, usted no puede tener luz si no tiene contador, así que si nadie me abre, yo le corto el suministro.

-Pues puede ir usted cuando le dé la gana, porque allí no habrá nadie.

-Muy bien porqué además voy a pedir que le cancelen la orden de alta ya que nunca está disponible cuando le llamamos.

-Muy bien, haga lo que tenga que hacer. Adiós.

Así que, naturalmente, llamo a Iberdrola para exponer una queja formal al individuo que me acaba de llamar, por desconsiderado, por mal educado, y además por imbécil. También transcribo esto:

-Hola buenas tardes, mi DNI es XXXXX y mi nombre es Menganito de las buenas de Dios, llamaba porque tengo abierta una orden de alta de luz, y el operario que me ha llamado hoy para hacerme la instalación ha resultado ser un tipo muy grosero y maleducado, y me gustaría presentar una queja.

-Muy bien, D menganito, pero eso tiene que hacerlo a través de internet, ¿cuál ha sido el problema?

Así que le explico la conversación, y la tele operadora (con voz temerosa, en serio) me dice en un tono de confidencia lo siguiente:

-Verá D Menganito, hágame caso, si quiere tener luz, tendrá que estar usted disponible cuando ELLOS digan.

-…

-¿Sigue ahí?

-Sí, es que estoy intentando digerir lo que acaba de decirme. Tendrán que venir cuando YO quiera, que soy el cliente, ¿no?

-Verá es que si no se amolda a su horario, ellos podrían negarse a ir, y usted nunca tendrá luz. Créame, es mejor que vaya cuando ellos le digan. Lo que puede hacer es no ir a trabajar e ir a su piso para atenderle, en serio.

-Ajá.

Poco después terminé la conversación, y puse una queja a través de internet. ¿Qué os parece? Yo aún estoy asumiendo todo el meollo. Y por supuesto que mando a Iberdrola a la mierda en cuanto pueda. Lo que dije al principio es cierto, tienen que ser ellos los que den el alta, no puede ser nadie más. Deben ser masones.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Ya he vuelto de vacaciones, y odio todo lo que tenga que ver con mi rutina. Internet incluido, en cierta manera. Me resulta demasiado fácil desconectar de absolutamente todo pero en cambio me da una pereza de mil demonios reconectarme a lo que sea.

Creo que una de las cosas más destacables de mis vacaciones es que me he comprado un peluche de -¡atentos todos!- Perry, el ornitorrinco. Es brutal, os dejo una fotillo.

Para quien no sepa qué demonios es, diré que es la mascota de la serie “Phineas y Ferb”: por un lado un ornitorrinco que no hace gran cosa, por otro el mayor agente secreto de la humanidad y el único capaz de frustrar los terribles planes del malvado doctor Doofenshmirtz.

Sí, me he aficionado mucho a esa serie mientras veraneaba, ¿qué pasa?


Mi peluche de Perry junto con el fabuloso peluche de Kiwi (¡un kiwi!), y el libro que estoy releyendo, El juego de Ender. Terriblemente recomendable, por cierto.

jueves, 21 de julio de 2011




Este viernes se disolvió, de manera indefinida pero inevitable, uno de mis grupos preferidos: Engendro.

Para todos aquellos que no los conozcáis (probablemente nadie les conozca, claro) eran un grupo (GRUPAZO) que se dedicaba a versionar canciones populares conocidas en un tono ameno y divertido. Y para alegría de sus fervientes fans (yo y un pequeño elenco de freaks inquietantes que probablemente dan miedo) todos sus discos fueron gratis: los colgaban directamente en su web para que la gente se los descargase.

Y luego sus conciertos, ¡oh sus conciertos! Por 8 módicos euros tenías derecho a 2 horas de su música y a mancharte con cerveza ajena. ¡Canela fina, oigan! Y si tenías mucha suerte, algún devoto espontáneo te regalaba una patada en la cara al tirarse del escenario. Engendro se desvivía por el público y siempre tocaba sus canciones más famosas varias veces con distintas letras. Si, exacto. Unos genios, lo que yo decía.

Su último concierto duró 4 horas y fue inolvidable. Hubo la concurrencia habitual, a pesar de ese festivalucho que algún malicioso había montado para intentar sabotear su despedida de los escenarios. Sonisphere, o algo así se llamaba. Los Iron Maiden, ¿quiénes son esos? Menudos grupuchos fueron al festival, no los conocían ni en sus casas.

Engendro, siempre estarás en mi corazón. Y en la guantera de mi coche en forma de CD.


WWW.ENGENDRO.ES por si alguien está interesado, es su web.

martes, 21 de junio de 2011


Aparentemente.

jueves, 9 de junio de 2011

Voy a empezar un hilo de posts acerca del complot que las cajas registradoras parecen haber tramado contra mí. Y digo hilo de posts, porque pienso escribir todas y cada una de las veces en las que me pongo en la cola más corta y termino intentando decidir si marcharme sin pagar, o ponerle el cesto de la compra a modo de sombrero a alguien.

De verdad lo digo, parece haber algún tipo de conspiración cósmica contra mí, porque me ponga en la cola que me ponga de cualquier supermercado, SIEMPRE sucede algo para que automáticamente se convierta en la cola más larga.

Pongo el ejemplo de hoy: cola del Carrefour, a las 21.15. Un hambriento señor (yo) se pone en una caja con una sola persona, para adquirir una pizza con la que paliar su inanición. Y como no podía ser de otra manera, el cajero se equivoca al pulsar una tecla y la máquina hace un ruido que quiere decir: “¿Tenías prisa? Pues te jodes”.

Aparece una compañera del cajero, e intenta ayudarle. No sólo no arreglan la caja, sino que además esta comienza a emitir estertores de muerte y gruñidos. Llaman al encargado, que aparentemente tiene cosas mejores que hacer y tarda 5 minutos en aparecer. Con mimos y amor sosiega tanto a la máquina como al cajero, que con los nervios ha perdido la facultad de hablar. Tras 10 emocionantes minutos, consigo pagar por fin e irme a casa murmurando por lo bajini.

Y esto me pasa siempre. Repito: siempre. Es indignante, y da que pensar. Ya expondré mis reflexiones en otra ocasión.

miércoles, 25 de mayo de 2011


Se está hablando mucho estos días de las manifestaciones que están teniendo lugar en España pidiendo un cambio. Parece que ahora, después de las elecciones, el ruido de los medios de prensa es menor y que la cosa ha decaído y no tiene tanta importancia, pero no es cierto. Las acampadas siguen, y las protestas son justas.

Yo, como persona escéptica que soy, tiendo a no creerme nada, y como paranoico, a ver complots e intrigas a la vuelta de la esquina. Sin embargo, pienso que esta vez la manifestación es sincera, fuera de intereses de políticos y sindicatos, porque no creo que le convenga a nadie. No voy a pediros que la apoyéis, ni que la defendáis, pero sí que me gustaría contaros unas cosillas que me están gustando mucho de estas protestas:

- -Se intenta que nadie lleve símbolos políticos ni de ninguna clase para que no se pueda atribuir la manifestación a ningún grupo político.

- -Se pide que no se consuman drogas ni alcohol, pues eso le quitaría seriedad y credibilidad a la manifestación.

- -Todo se está realizando con mucha tranquilidad y sin violencia.

- -Las peticiones que tienen son bastante justas y beneficial a todo el colectivo que es España; puede que haya gente que no gane nada con las medidas que se proponen, pero en cualquier caso no hay nadie a quien perjudique. Entre otras cosas, un cambio en el sistema electoral que necesitamos desde hace mucho tiempo, y que sólo beneficia a los partidos mayoritarios o a los nacionalistas.

Aparte de todo esto, ayer pude por fin después de 5 años examinarme del curso TPC, y aprobé. Para quien no sepa que es, se trata de una autorización especial para transportar materias peligrosas. Es decir que antes ya tenía todos los carnés, y ahora puedo transportar además casi cualquier cosa. (Todo excepto materias explosivas o radiactivas)

El mes que vine me examinaré de la ampliación para poder transportar también explosivos, ojalá tenga suerte.

viernes, 6 de mayo de 2011

Pérez-Reverte se ha convertido en el tipo duro español gracias a sus afiladas críticas e insultos al ex-ministro de Asuntos Exteriores. Entre las perlas que le dedicó destacan: "Ví llorar a Moratinos. Ni parar irse tuvo huevos", y "Moratinos se fue como un perfecto mierdas".
Como respuesta, la comunidad de internet escribió en su Twitter muchas frases que el escritor recibió con sentido del humor, y que se han terminado de catalogar como Pérez-Reverte facts. En ellas se le comparaba incluso con Chuck Norris, lo que propició que Reverte sentenciara: "Chuck Norris no tiene ni media hostia"

Os dejo con algunas de las facts:

-Gibraltar no es español porque Pérez-Reverte no tiene tiempo para chorradas.

-Una vez Superman y Pérez-Reverte hicieron una apuesta: el que perdiera tendría que llevar los calzoncillos por fuera el resto de su vida.

-Pérez-Reverte no lleva reloj, él decide qué hora es.
-Pérez-Reverte se baja música en casa de Ramoncín.
-Cada vez que Pérez-Reverte se baja algo del Emule, la SGAE le paga un canon.
Este hombre es el puto amo.

lunes, 25 de abril de 2011

A veces tengo miedo de que nuestro coche vaya lo suficientemente rápido como para estrellarse. A veces me imagino no mejorando mi empleo y a ti con un trabajo estupendo, tan bien colocada que te avergüences de mí, porque me aterra no dar la talla o no ser lo suficientemente bueno. En esas ocasiones pienso que el día que no esté a la altura, podría derrumbarme tanto que tú no quieras ni intentar tirar de mí, y es entonces cuando me doy cuenta de que ese es mi mayor miedo.

Me he embarcado en algo muy grande, y muy duradero. Quizá en lo más complicado que haya hecho nunca, y aunque sé que lo estoy haciendo bien y que debería sentirme afortunado, a veces se hace difícil. Muy poquitas veces me pasa que soy incapaz de ver nada bueno en lo que hago, y en esas ocasiones me asusto como un cachorrito. Pero entonces me doy cuenta de que ese no soy yo, y me enfado. Yo no soy el cachorro que se queda al amparo de la madre en la madriguera, yo soy aquel que sale al exterior por su propia cuenta. Y después me invade una especie de euforia difícil de explicar que me hace sentirme a un paso de saltar al vacío, sabiendo que voy a avanzar pase lo que pase, y que voy a soportar la caída. Y que voy a levantarme y a seguir el camino que he elegido hasta el final, me lleve a dónde me lleve. Y ya no me importa a qué velocidad vaya el coche, ni lo dura que sea la carretera, porque sé que siempre vas a ser mi copiloto.

martes, 5 de abril de 2011

"A mí nada me importa lo bastante como para pasarme una hora buscándolo. Quizá por eso sea un poco cobarde. No se debe ser cobarde en absoluto, ni poco ni mucho. Si llega el momento de romperle a uno la cara, hay que hacerlo. Lo que me pasa es que yo no sirvo para esas cosas. Prefiero tirar a un tío por la ventana o cortarle la cabeza a hachazos, que pegarle un puñetazo en la mandíbula."


Otra cita de "El guardián entre el centeno", que es sin lugar a dudas mi novela favorita. Lo simpático del asunto es que me identifico con el protagonista, Holden, en prácticamente todo. Como apunte, parece ser que entre los psicópatas (me refiero a quienes padecen esta enfermedad, no a los asesinos en serie, que la gente tiende a confundirles) es un libro de lo más popular.

jueves, 24 de marzo de 2011


Yo quería escribir un post sobre lo poco que me gusta que la gente intente ayudarme cuándo obviamente no lo necesito. Tenía ganas de desahogarme y escribir con rabia que no necesito el consejo de nadie, de gritar a los cuatro vientos que mi vida está en orden y que no voy a escucha a quién crea lo contrario. Y lo he hecho, solo que he decidido no publicarlo, ya que soy consciente de que nadie que lea mi blog tiene el más mínimo interés real en mis problemas. Bastante deben tener con los suyos propios como para tener que leer los de los demás, creo yo.

Por eso, y sin entretenerme con más rollos, os dejo con una bonita canción de la que me he acordado gracias a So.com.

http://www.youtube.com/watch?v=DOQ3R3MNcv8

miércoles, 9 de marzo de 2011


Una de las cosas que más me gustan de salir de noche es ese momento triunfal en que ves aparecer el bus, ya cansado y de regreso a casa. Siempre me lo imagino calentito y con un hueco para sentarme, ni muy lleno ni muy vacío. Y siempre hago el viaje de vuelta medio adormiladito, intentando no caer dormido del todo para no pasarme de parada.

Y así me encontraba el sábado, mirando la noche madrileña por la ventana del autobús nocturno y anhelando la suavidad de las sábanas que me esperaban en casa, cuando se subieron unos adolescentes que desde lejos se los veía metidos en lo más profundo de la edad del pavo.

Por eso, cuando llevaban más de 5 minutos gritando, berreando y cantando, no tuve más remedio que agarrar por el cuello al que parecía el cabecilla de todos ellos, y golpearle una patada en la boca que le hizo tragarse varios de sus dientes. Los demás, espantados, se bajaron corriendo en la siguiente parada abandonando a su compañero de fatigas a la tortura que sin ninguna duda me disponía a aplicarle muy lentamente.

Aguanté estoicamente, fulminándoles con la mirada el resto del camino hasta que se bajaron. “Ojalá el conductor pegue un frenazo y uno de ellos se rompa el cuello en el accidente”, pensaba yo mientras tanto para desahogarme.

Mientras se bajaban del autobús, yo estaba reflexionando que hacía mucho tiempo que no veía una muestra tan evidente de mala educación, cuándo uno de ellos se atrevió a hablarme:

-Ya nos bajamos, perdona por haberte ido molestando todo el camino.

-Ohhh, qué considerado por tu parte -dije yo irónicamente.

-Sí, ¿verdad? -me contestó jugándose la vida mientras se cerraban las puertas.

Juro que si en aquel momento le llego a tener a mano, ese imbécil no vuelve a hablar en un par de meses.

martes, 22 de febrero de 2011

Cuando uno se sienta a cenar en una mesa en un bar, es inevitable escuchar parte de las conversaciones que mantienen los comensales de las mesas cercanas. Unas veces te tocan cerca clientes educados y silenciosos. En otras ocasiones gente que chilla maleducadamente y escandaliza muy a sus anchas, sin que nadie les diga nada. Esto último me molesta inimaginablemente, sobre todo si son conversaciones gilipollas.

Por eso, cuándo el sábado se nos puso cerca un grupo de gente gritona (debían ser todos hijos e hijas de verduleros) me fue inevitable escuchar su conversación, y os cuento como fue parte de ella:

-Tía, yo creo en los viajes astrales- comentaba una comensal.
-¡Oh! ¡Yo también! ¡Yo también! Ayer mismo me pasó - exclamó otra muy emocionada.
-¿En serio?- preguntó incrédula.
-Sí. Ya decía yo que antes había caminado por estas calles y que había comido en este mismo bar. ¡Y resulta que fue un viaje astral!- explicó muy escandalosamente.

A mí todo me sonó muy falso y sobretodo muy pretencioso, y tras esa demostración de estupidez no pude más que levantarme de un salto y golpearla en la cara con un servilletero grueso de metal, quedándome más a gusto que un arbusto. No pude por menos que escuchar la conversación que estaba teniendo lugar en la mesa de al lado.

miércoles, 2 de febrero de 2011


Allá por los años 30, un abogado llamado Paul Otlet publicó sus dos obras más trascendentes sobre un problema que llevaba toda la vida quitándole el sueño: cómo hacer que todo el conocimiento fuera registrado y estuviera disponible para quien lo necesitara y con ello contribuir al enriquecimiento intelectual de la Humanidad.

Para ello se ideó en los años 70 un sencillo sistema: el número ISBN. Para que todo el mundo lo comprenda, el ISBN (International Standard Book Number) es un número que aparece en los libros (generalmente en su colofón, esa página dónde pone dónde y en qué año se publicó entre otras cosas), algo así como su DNI internacional, y es una herramienta de catalogación fundamental para los biblioteconomistas.

¿Y qué es un biblioteconomista? Pues es una persona cuya función es conocer la información, los soportes en los que se presenta, y cómo encontrarla para poder satisfacer las demandas informativas de la sociedad, por supuesto sin fines lucrativos. Habitan normalmente en las bibliotecas, los archivos, y los centros de documentación.

Pues bien, hasta el 23 de diciembre del 2010 el ministerio de cultura era quien se hacía cargo de satisfacer gratuitamente las demandas de nº ISBN para quien quisiera publicar un libro. Desde esa fecha, esta gestión corre a cargo de la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE), quienes ya se han encargado de ponerle un precio.

Pero lo que me indigna verdaderamente de este asunto son las declaraciones del director ejecutivo de las FGEE, Antonio María Ávila, quien dice con toda la ignorancia del mundo que el código ISBN nació con un objetivo comercial y no para “mera información bibliográfica”. A este triste personajillo quiero explicarle lo que me enseñaron a mí en la facultad: que la información no es un privilegio, es un derecho que tenemos todos.

Por alguna razón esto ha pasado totalmente desapercibido en nuestro país. A nadie debe haberle parecido importante publicar que ahora si alguien realiza un estudio importantísimo sobre el cáncer y cómo combatirlo, tendrá que pagar para poder poner esa información en curso.

Para más información: http://www.suite101.net/content/la-privatizacion-del-codigo-isbn-a33935

sábado, 29 de enero de 2011




"¿Y ahora sería tan amable de indicarme dónde están los servicios para fingir que me lavo las manos?" Homer a su anfitrión antes de una cena.

miércoles, 19 de enero de 2011




A lo mejor algunos de los que me leéis sabéis que mi animal favorito es el zorro. Simplemente me encantan, y si tuviera que identificarme con algún animal sería con un zorrito pelirrojo. Dicho esto, queda claro lo contento que me puse al leer esta noticia. Como se suele decir en estos casos, el cazador cazado.

http://www.telecinco.es/informativos/zorro-dispara-arma-cazador_0_1157100054.html

Para los que estéis vagos o simplemente la noticia os importe un pepino, os lo resumo: un cazador roñica y tacaño en Bielorrusia dispara a un zorro, sin llegar a matarle. Por ahorrarse una mísera bala decide rematarle con la culata de la escopeta CARGADA. Al ir a rematar al zorrito este (casualmente) apretó el gatillo del arma durante el forcejeo, y salió de allí seguramente trotando y haciendo muecas burlonas y grotescas al cazador.

Larga vida a los zorros con entrenamiento militar.

domingo, 2 de enero de 2011

Este video es un corto de Nacho Vigalondo, tan bueno que fue candidato al Óscar de mejor cortometraje en 2004.

Se lo dedico a todos los que mañana tenemos que ir a trabajar como si el año no acabara de empezar, que nos merecemos más descansos.