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domingo, 26 de abril de 2015
Sonic VS Rock & Roll Maratón de Madrid
Eran las 8:45 AM (Antes de la Manduca, que es como todos
llamaremos al desayuno a partir de ahora para que mi post cuadre) y Sonic ya
estaba listo para correr la Rock and Roll Maratón de Madrid. No es que le
apeteciera hacerlo, pero el Doctor Robotnik (Eggman para los amigos) había
vuelto a hacer de las suyas. Nunca terminaré de entender por qué en sus taimados
planes siempre hay animalitos encerrados a los que hay que rescatar.
¡Comienza la Maratón primera pantalla! Sonic va a
tope con la Cope, no hay quién le pueda parar. Y es que en los video juegos
clásicos las primeras pantallas casi siempre son de prueba. Facilonas, para que
te vayas quedando con la mecánica del asunto. Y claro, al principio de
cualquier carrera vas fresco como una lechuga de esas de los anuncios de la
tele. Las de verdad no cuentan, que siempre tienen hojas un tanto mustias.
Llega el kilómetro 14 segundo mundo, y comienzan a
surgir las complicaciones. El pobre Knuckles
(también conocido como el Sonic rojo) empieza a flojear. Es lo normal si
tenemos en cuenta de que se trata de un equidna, animal que no está hecho para
correr. Y si me preguntáis a mí, tampoco diré que parezca hecho para sobrevivir sin cuidados intensivos por parte de un humano, pero bueno. Knuckles decide ir a por
Robotnik atravesando un atajo: la 1/2 Maratón.
Un lector sagaz se preguntaría llegados a este punto si
todos los que corren la maratón en vez
de quedarse durmiendo en la cama la media no están totalmente un
poco locos. Sobre todo si tenemos en cuenta que hay prisa por rescatar a
cientos de conejos imbéciles que se han dejado atrapar por el mismo lunático
una vez más. Lo que no sabéis es que los erizos (en especial los que son azules
y pueden atravesar la barrera del sonido) son animales muy orgullosos que
tienen que demostrar todo el tiempo lo mucho que valen.
Todo marcha normal durante un tiempo. Normal si tenemos en
cuenta que se trata de un videojuego poblado por desquiciados animales
androides que disparan bolitas en direcciones aleatorias, claro. Y con esa
relativa tranquilidad llegamos al kilómetro 32 la tecno fábrica maligna.
Tails, que es un zorro con dos colas está que no puede más con su alma, y se va
quedando atrás. Si veis documentales, sabréis que los zorros son animales muy
buenos a la hora de hacer cosas de ingenieros nucleares y de ser mimados, pero
no de correr. Total, que el pobre Tails decide que llegará más tarde, que tiene
que... no sé, preparar un arma definitiva o algo así, no es una excusa ni nada.
Y por fin se divisan mis 3 números preferidos de hoy: el 40,
el 41 y el 42, allá a lo lejos. Y al Doctor Robotnik con su nave armada con una
estúpida bola, claro. Podría haberse creado un artefacto mejor para evitar que
Sonic salte sobre su cabeza 3 veces y lo mate, ¿no? Comienza a sonar (interpretada
por una de las bandas de Rock que había por allí) la tradicional musiquilla que
implica que el malo final está lista para darse de tortazos con Sonic. Dum Dam Dum Dam Dum Dam Tinonaniiiiiiiii....
Nuestro azulado erizo comienza a rockear como sólo él sabe
hacerlo: hipervelocidad, supersaltos, caer con los pinchos encima del enemigo
(para algo tenían que valer, ¿no?) Y no resulta fácil, cuidado ahí. Que el puto
Sonic lleva ya más de 40 kilómetros en las suelas y va echando los higadillos
con cada jadeo. Pero al final... ¡triunfan los buenos! A lo largo de 2
kilómetros Sonic golpea con sus púas una y otra vez la ridícula nave mientras
el científico loco lo destruye todo (menos lo que intenta destruir, claro) con
su bola colgante.
¡Fuego! ¡Explosiones! ¡Un artefacto diabólico pilotado por
un tipo con forma de huevo que cae! ¡Un Equidna rojo y trompudito que ha
aparecido de quién sabe dónde y asegura que ha sido el quién asestó el golpe
fatal! ¡Un zorro bicolar que dice que no, que fue él con su lanzamisiles a lo Macgyver
quien derribó al malo! ¡Sonic salta
sobre la jaula de conejitos atrapados, que escapan sin dar las gracias!
Malditos conejos, como los odio. Ale, ya no os salva más. Por ingratos.
Veo que tú también pasaste algún que otro ratillo con la Megadrive en tus años mozos. Según leía tus onomatopeyas describiendo la música de Robotnik, la escuchaba en mi cabeza, de verdad. (Qué ratos más divertidos con aquel juego) :D
ResponderEliminarMe alegro de que hayas acabado con Robotnik (porque asumo que el alter ego del Sonic del relato eres tú). Ha tenido que ser una gran partida. Aunque, claro, si piensas en la musiquilla de Green Hill Zone, todo se hace más levadero...
Tú verás que si jugaba... xD aunque me pasé por primera vez el Sonic y el Sonic2 por primera vez hace 5 años para serte sincero. Si te fijas,el hipervinculo de la onomatopeya te lleva a la canciòn de Robotnik :)
EliminarSi, de alguna manera yo soy Sonic en mi pequeño relato. ¡Pasa una buena semana!
Yo sólo jugué una vez al Sonic hace mil años, pero me dejó trauma. El bicho cogía mucha velocidad, molaba, pero de pronto hacía un luping y siempre acababa cayendo al vacío.
ResponderEliminarCelebro que no te pasase algo parecido en la maratón :)
Gracias Doctora, creo que yo también me alegro. Aunque no sé, un tropiezo tonto en el kilómetro 2, un esguince y a comer churros con chocolate calentito a casa para que se me pase el disgusto tampoco me habría dolido tanto.
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