jueves, 12 de marzo de 2015
Freak inside 2
Vale,
tenéis que leer esto. Me ha vuelto a pasar algo muy extraño. Ya he hablado
anteriormente (aquí) de que tengo un imán para la gente rara. En
serio, parias de todas las etnias y clases sociales se me acercan para dar
comienzo a una serie de estrambóticas aventuras que estoy seguro que no os
creeréis porque parecen sacadas de una comedia de cine. Pero me pasan, os lo
juro.
Antes
de empezar la historia os tengo que poner en contexto: Mi coche es una cafetera
blanca con 17 años, de 3ª mano, 300000 kilómetros, golpes, abollones, y en
general es un milagro andante sobre rudas.
Y
total, que ahí estaba yo, es decir Holden. Acababa de aparcar mi coche en una
de las callejuelas más sórdidas de Carabanchel cerca de la cual tenía que
hacerme unas pruebas médicas, cuando un tipo de lo más peculiar se me acercó. A
partir de ahora le llamaremos señor Pescadilla por motivos que más adelante
serán explicados.
Me bajo
del coche, decía, cuando el señor Pescadilla (una especie de señor Miyagi a la
española, bastante vejete y bajito) se me acerca y me dice:
-Dime
cuanto quieres por tu coche que te lo pago ahora mismo, en el acto.- Así tal
cual empezó la conversación.
Yo le
dije que 100000 euros, y ya me explicó que se refería a una cantidad real, que
de verdad estaba dispuesto a comprarme el coche en ese momento. Total, que tuve
que insistirle (bastante, insistí bastante) en que ahora mismo no estoy en una
situación económica que me permita comprarme otro coche cómodamente y que no
estoy interesado en venderlo.
Aún así
le pedí que me diera su teléfono para más adelante, ya que parecía realmente
interesado en adquirir una birria con ruedas. ¿Quién soy yo para juzgarle?
Total,
que va el señor Pescadilla, se hurga en los bolsillos y saca 7 teléfonos
móviles (los conté), elige cuidadosamente uno, le da la vuelta (dónde tenía una
pegatina con el nº de ese tfn) y me lo dicta. No creáis que no guardé su
número, por cierto.
Y acto
seguido se pone a explicarme que le gusta vivir la vida al máximo, y que por
esa razón practica 7 artes marciales
diferentes (¿tendrá alguna manía con el número 7?) , no me especifica cuales, y que esa es la razón de que posea una
agilidad proverbial.
Así que
para demostrármelo se pone a hacer movimientos y contorsiones muy extrañas,
incluso antinaturales. O sea, que va el fulano y se dobla el brazo a la altura
del bíceps. Entended bien esto: ni por el codo ni por el hombro, va y lo dobla
entre medias. Y claro, al ver mi cara empieza a reírse:
-Es que
no tengo hueso aquí, me falta por un defecto de nacimiento.- explicó. -No es
mentira, toca, toca.- me dijo ofreciéndome el brazo.
Y
claro, yo flipando voy y le aprieto el brazo a la altura del bíceps y joder era
verdad. O sea, estaba blandito y podía aplastar el brazo, casi podía notar mis dedos
al otro lado del brazo. Pero lo importante del asunto es que tenía fuerza en
ese brazo, porque hasta que me lo dijo tenía un bastón en esa mano, y lo movía
y se lo cambiaba de manos. En serio, tengo un imán para esta gente.
En fin,
que nos vamos a despedir y me dice que jamás me olvidaré de su apellido, que es
muy particular y que todo el mundo lo recuerda. Yo, intrigado, le pregunté cuál
es. Pues bien, no es exactamente el señor Pescadilla, pero casi. Vaya, estoy
protegiendo su anonimato, pero podéis creerme cuando os digo que no me voy a
olvidar nunca de él.
Y
cuando ya me estaba largando, me dice que lo mejor sería que me diera también
el número de su casa, que no suele estar pendiente del móvil. De ninguno de los
7, imagino. Me da el número de su casa y se despide diciéndome:
-Bueno,
pero a mi casa no me llames en una temporada, ¿eh? Que es que me la ha quemado
un vecino y ahora no estoy viviendo ahí. –
Flipante,
¿verdad? Esta es una historia real que me ocurrió el jueves pasado. No me la ha
contado el primo de un amigo que conocí en el bar, os prometo que esto me
ocurrió hace una semana. Me ha dado una
buena historia para reírme mientras me tomo unas cervezas en el bar, eso sí. Y
cuando me quiera deshacer del coche pienso llamarle fijo.
Más: Anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Freak Inside
Tengo que ponerte cara.
ResponderEliminarPues normalita, si quieres me describo :P
ResponderEliminarMás fácil: https://www.youtube.com/watch?v=otEMjTd-gSM
Pues va a ser eso, tienes cara de buena persona, de no saber decir no.....
ResponderEliminarOh, no creas... soy un negador excelente. Lo que pasa es que este tipo de situaciones me encantan XD
ResponderEliminarQuizá algo en mi cara diga "¡Ey! Este tipo no está en contra de que le hables y le cuentes tu película"
Hay gente muy rara, mucha, y muy rara. Yo lo que pasa es que procuro no darle bola a nadie que se me acerque a hablarme, porque siempre te quieren pedir algo y paso.
ResponderEliminarLo del brazo, verlo en directo debe ser un shock, pero no es tan extraño. Ese hombre porque nació así, pero por ejemplo, a Denzel Washington le pasa en un dedo. Por lo visto jugando al fútbol americano en su juventud se lo destrozó, le tuvieron que operar y se lo dejaron sin hueso. Lo tiene como una especie de regaliz, se lo ajusta y no se nota, pero a veces se le sale.
Mira si sabes de cine Doctora, que hasta de cosas de estas tienes referencias cinéfilas :P
ResponderEliminarPues fué muy sorprendente, la verdad, pero nada de grima. Bueno, yo en realidad lo vi como quien mira un truco de Magia.
Pues sí, te ocurren cosas muy curiosas. Pero conoces gente interesante y tienes comprador por si un día quieres vender el coche, así que muy bien.
ResponderEliminarOh, si. Y no tengo un comprador... tengo al COMPRADOR. Así, en mayúsculas, que se lo ha ganado.
ResponderEliminarMi querido, creo que que la no es que tu seas un iman para ellos, sino ellos un imán para ti ;)
ResponderEliminar¡Oye! Que yo nunca empiezo, siempre son ellos los que se me acercan, Ti :P
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