jueves, 19 de abril de 2012

Os voy a contar la triste historia de mi vida en lo que a telefonía móvil se refiere.  Todo empezó una calurosa tarde otoñal a los 14 años, con el mismo número que tengo hoy en día (movistar) y con un maravilloso aparato cuadrado que pesaba aproximadamente una tonelada y media, así a ojo.
Empecé a trabajar (como todos ya sabréis) en la industria del transporte a los 10 años, y me pasé, aún con movistar, a una cómoda tarifa de contrato. Pasé de pagar 5 euros al mes a 40, y aún no me explico muy bien cómo, la verdad.
Y hoy con 25 años, es decir 11 años después, sigo con movistar con el mismo puto número. Por no decir que en mi casa tengo el fijo e internet con telefónica, claro. Total, que calculo que a lo largo de mi vida me habré dejado entre 1500 – 2000 euros en la susodicha compañía. Total, que se me está estropeando el teléfono, así que les llamo para pedirles uno nuevo, y naturalmente, todo son facilidades, ventajas, caprichos, y masajes para el consumidor fiel.

-Hola, buenas tardes, llamaba porque se me está estropeando el terminal móvil que tengo, y necesito que me proporcionéis uno nuevo.

-Si mire, en este momento nuestra compañía no ofrece teléfonos gratis, pero le puedo proponer una cómoda financiación.

-No, verá, es que no pienso pagar ni un duro por el teléfono.

-Pues lamento decirle que yo no….

-Mire, a mi no me venga con milongas. Llevo 11 años en la compañía, y actualmente pago 80 euros al mes entre el móvil, el fijo, e internet. Me merezco que me regaléis un puñetero teléfono para que siga consumiendo como hasta ahora. (Esta frase fue literal)

-Verá la política de la compañía en estos momentos no me permite proporcionarle un terminal nuevo porque…

-Mire, no voy a pagar un duro. Como no me hayáis regalado un teléfono de los nuevos con internet y todo (estoy dispuesto a pagar también la tarifa plana) cuando me venza el contrato, me voy a Vodafone, o a Ono, o a la compañía rival que se venda mejor. Y si usted no me va a proporcionar un terminal, páseme con su supervisor, por favor.

-Bueno, veré que puedo hacer, un segundo señor Menganito.

-…

-Si disculpe, me informan de que puedo ofrecerle un terminal como premio a su fidelidad hacia nuestra compañía.

-Y a mis quejas, claro. Ya decía yo que valgo la pena como cliente.

-….

Malditos tarados desagradecidos hijos de una mona. Tengo que plantearme en serio tirar mi teléfono a la basura y no volver a usar móvil en la vida. Nunca. Jamás de los jamases. Y volver a ser feliz, cuando la gente no me llamaba 3 veces en la misma mañana para intentar que baje al bar a jugar a las cartas.